¿Cuántas veces nos encontramos en situaciones que sabemos que no queremos, ya sea por maltrato, descalificaciones, abuso (hay de diversa índole), y permanecemos en ellas por acostumbramiento e incluso por comodidad? ¿Dónde se encuentra nuestro límite interno para decirnos a nosotros mismos ¡basta!?
Con alta frecuencia se desarrolla adentro nuestro lo que yo suelo llamar normalización del malestar. Llega un punto donde sabemos que "esto o aquello" nos hace daño, no nos gusta, mas permanecemos estoicamente hasta llegar un punto donde forma parte de nuestra vida, es normal, y hasta podemos decirnos internamente "Es lo que hay". Por supuesto que si bien no sentimos el ¡basta!, la queja y la insatisfacción se hace cotidiana.
El llegar a darnos cuenta cuál es mi límite interno, que "hasta aquí llegué", no significa una ruptura ni conflicto en puertas; lo que sí me abre es la conciencia de que necesito un cambio de una específica situación o algo determinado en una relación, y por supuesto este darme cuenta me irá llevando a tomar algún tipo de acción y comunicación.
Hay un tiempo, un proceso, entre el darme cuenta y el pasar a la acción. ¡No es inmediato! Muchos ignoran o eligen no tomar registro de sus propios límites porque dan por hecho que el reconocer su BASTA, NO QUIERO MÁS, los convoca a una acción inmediata. Y esto genera miedo ... por supuesto.
Recuerden que el miedo posee la función de avisarnos que necesitamos herramientas para encarar determinada situación; necesitamos tiempo para buscarlas y fortalecer estos instrumentos que necesitamos aprender. Me iré despertando de esa normalización al malestar y/o veré qué necesito para soltar la comodidad-incómoda que he adquirido por largo tiempo.
Después, paulatinamente podré ir pasando a la acción en el afuera, podré ir concretando mi necesidad de cambio ante la situación o relación que me daña: con respeto hacia mí mism@ y hacia el otro.
Si no puedo detectar mi propio límite de aguantar, sostener situaciones que padezco y sufro, será muy difícil que sepa poner límites afuera, a otra persona. Aprender a escuchar mi límite, me ofrece un camino para generar los cambios necesarios, salir de ése lugar de dolor / insatisfacción. ¡Y salir de la queja!
Te deseo lo mejor para tí.
Dra. Aída Bello Canto
Psicología y Gestalt
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Muy claro. Gracias por su ayuda.
ResponderBorrarRosario
Gracias por tu comentario Rosario.
BorrarSaludos,
Aida