La gente tóxica se refiere a personas que nos intoxican la vida
con sus actitudes hacia nosotros, nos ponen obstáculos verbales ante nuestros
proyectos e intentos de estar mejor, no nos dejan crecer, nos
descalifican de alguna manera, nos manipulan para sus propios fines.
Esta Gente Tóxica nos la podemos encontrar en cualquiera de nuestros medios: laboral, familiar, amigos.
Definitivamente hay personas que nos complican la vida,
nos agobian, nos quieren usar /manipular, su presencia nos genera
agobio, nos sentimos en falta o menospreciados, son controladores,
instigadores, invasivos. Son verdaderos expertos en el acoso moral (
término acuñado por la psiquiatra Marie-France Hirigoyen, ¡imperdible
su libro del mismo nombre!).
Lo que tengo que tener muy presente es ver qué hago yo ante una persona tóxica, pues se necesitan dos para que el juego se complete: relaciones tóxicas. t Si
descubro que soy parte de una relación de estas características y ya sé que la
otra persona me necesita para verter su "veneno", por así decirlo, me
apropio de muchas herramientas para hacer algo al respecto: desde el
tomar distancia emocional hasta la disolución de esa relación en mi
vida.
Hay varias claves para detectar, evitar y enfrentar a estas
personas con caractarísticas tóxicas.
- Presta atención a los aspectos de esa persona que te generan miedo o culpa.
- Fíjate cómo influyen estas características en la relación, tornándola tóxica. Tiendes a complacer con tal de evitar conflictos, aunque vaya en contra de tu deseo?
- Puedes decidir personalmente no sostener esta calidad de vínculo tóxico.
-
Toma las acciones necesarias para salirme de ese "juego" (recuerden a
muchas veces necesitamos ayuda, según el nivel tóxico que sea)
- Y
si ha sido una relación afectiva importante para mí, puedo discriminar
con claridad los aspectos que ya no elijo sostener, aguantar,
justificar, etc, de los que sí posee esa persona que en algún momento
dejé entrar en mi vida, pero que ya no son suficientes para sostener el
vínculo.
Ya bastante
padecimiento atravesamos hasta que nos damos cuenta que habitamos en una
relación que nos daña y nos intoxica. ¡No paguemos precios añadidos
además!
El maltrato emocional es un tema que he abordado en diferentes artículos, mas dadas las preguntas y consultas sobre el mismo, acá va un recordatorio de las diferentes maneras en que puede presentarse.
Tengamos presente que el impacto emocional negativo en la víctima es
profundo, dudando de sí mism@ durante un largo tiempo y buscando en su
propia persona las causas generadoras de este tipo de respuestas que
aparecen en la otra persona:
- "si yo no hubiese dicho o hecho tal o cual
cosa, ...",
- "y ... está bajo una gran presión, ..." Tiende a someterse
aún más con la esperanza y enorme expectativa de que si se comporta de
diferente manera, logrará que algo cambie; esto indica que sigue
sintiéndose responsable del actuar del otro: respuesta emocional que
forma parte del abuso, de la violencia psicológica.
Pues bien, ¡vamos a ellas!:
El control: consiste
en "vigilar" sutilmente lo que dice o hace la otra persona con el fin
de ir imponiendo el modo en que se deben hacer las cosas. Todas las
áreas vitales entran bajo escrutinio: las relaciones sociales, a dónde
va, actividades externas (de repente "aparecen" obstáculos para la
realización de un nuevo curso o estudio) y un largo etc.
Los celos patológicos: el
control hacia la otra persona puede tomar esta dimensión con una
sospecha permanente, vigilancia de las llamadas, del celular, a qué
dedica el tiempo, amigos, ... El objetivo es poseer totalmente
(recordemos que se cosifica al otro Ser).
El acoso: preguntas
reiteradas, cuestionamientos constantes; seguimiento vía telefónica o
apareciendo de repente en el lugar donde está la otra persona. Todo ello
va mermando el espacio de acción de la víctima, o termina por asentir
en planteos, aunque no esté de acuerdo, con tal de evitar el conflicto.
La denigración: el
objetivo es atacar la autoestima, tomando diversos caminos esta
violencia: con palabras hirientes, actitudes descalificatorias a lo que
hace la otra persona, negando sus ideas y emociones, atacando sus
valores, familia y/o amigos. Tengamos en cuenta que se puede
descalificar a otra persona con palabras suaves (no creamos que son
siempre gritos), logrando la pérdida de confianza en sí mism@. En un
estudio realizado en Quebec, vieron que los hombres suelen denigrar
atacando el rol materno, capacidades domésticas o cualidades como amante
(estereotipo social de mujer) y las mujeres suelen denigrar atacando al
rol social, su forma de expresarse, su desempeño laboral y exitoso
(estereotipo social del hombre).
El aislamiento: este
modo de sometimiento emocional es necesario para que pueda consolidarse
en el tiempo la violencia psicológica. Progresivamente se va aislando a
la persona de sus otros vínculos afectivos, de la vida social y
actividades externas (si trabaja se limita a éste quehacer, con control
de horarios por supuesto); si no es necesario su ingreso económico,
tarde o temprano se buscará que deje de trabajar "para que se
dedique completamente al ser querido". Paulatinamente la víctima empieza
a aislarse sola con el objetivo de estar más tranquil@, evitar
conflictos, y estar "en paz".
Las humillaciones: rebajar
y ridiculizar es el punto; puede ser desde el uso de
la ironía más
sutil hasta hechos vergonzantes para la víctima en la intimidad. Los
insultos y la denigración sistemática van logrando un desmoronamiento
interior. Recordemos que cuando se realiza en público, van teñidos con
"humor".
Los actos de intimidación: el objetivo
es despertar el miedo en el otro, otra muestra de quién tiene el poder
en la relación. La amenaza puede presentarse rompiendo objetos ("mira lo
que puedo hacerte"), dando portazos, gritos, golpeando a mascotas,
conduciendo peligrosamente ante un conflicto en el auto, etc.
Las amenazas: se
manipula al otro con la amenaza de la pérdida de algo o alguien:
llevarse a los hijos, quitarle el dinero, gestos de golpear (para el
psiquismo es lo mismo que recibir el golpe) y hasta de suicidio ("sin tí
me mato").
La indiferencia ante las demandas afectivas: ignorar
las necesidades de la persona, negar o invalidar sus sentimientos ("uh,
siempre tan sensible"), mostrar insensibilidad ante lo que le pase al
otro, rechazar o despreciar las demostraciones afectivas. Esta violencia
emocional es muy eficaz y crece despacio, como todas las otras.
El maltrato ES
maltrato. La repetición y la permanencia en el tiempo de una de estas maneras de maltrato emocional, varias
intercaladas o todas (van en un proceso in crescendo), así como la
asimetría en la relación (uno de ellos tiene el poder, no es un trato
entre iguales) determina y define la presencia de la violencia
psicológica.
La información es imprescindible y, en la
mayoría de los casos, es necesario buscar ayuda para salir pues la
autoestima esta muy lastimada y la persona se avergüenza de lo que ha
aguantado.
¡No estás sol@!
Nuestras emociones poseen unas funciones esenciales en nuestra vida,
necesarias e imprescindibles. Son indicadores de
nuestras propias necesidades, por ende, nos motivan.
Forman un
excelente equipo con nuestro pensamiento a la hora de tomar decisiones, como vimos en el artículo anterior.
Todas
las emociones, más allá de que sean gratas o no al sentirlas, son
positivas en el sentido de que trabajan a nuestro favor.
Algunas de nuestras emociones pasan a ser tóxicas cuando
no cumplen su función, ya sea que ignora para qué sirve o la anestesia, no reconoce que la
siente (generalmente por experiencias pasadas, por creencias, etc),
pagando un precio por ello, por ejemplo somatizando, nos enfermamos. Ya sabemos por
numerosas investigaciones la intrínseca relación que hay entre las
emociones y nuestro cuerpo. En definitiva, se ve afectada nuestra
calidad de vida.
Les recuerdo
las funciones de las emociones primarias, las de supervivencia:
- Afecto, nos conecta con el mundo - Miedo, nos señala que nos faltan herramientas para la situación específica que nos lo detona - Enojo, nos ayuda a poner límites - Tristeza, indica la necesidad de aislarnos del afuera para un recogimiento - Alegría, nos conecta con la vitalidad.
Pongamos dos ejemplos de emociones tóxicas:
Enojo tóxico:
se refiere a la dificultad de poner límites, silenciar los mismos. Esto
suele pasar por miedo a la pérdida de los vínculos, a una constante
evitación de conflictos, con lo cual el enojo se va "tragando",
guardando adentro, siendo una de las fuentes más frecuentes de
somatizaciones (variando su graduación según el tiempo que se lleve
silenciando los enojos).
A veces el enojo está anestesiado, con lo cual la persona no lo silencia por los motivos anteriores, sino que realmente no lo siente, no registra esta emoción, pues ha aprendido en algún momento a transformarla en otra (usualmente la cambia por tristeza). Con
todo ello, la dificultad en poner límites es grande, a todos los
niveles de las relaciones (cuanto más cercano, más difícil).
Otra forma de enojo tóxico es el desborde, la explosión. Ignora cómo encontrar la manera de resolver la situación que enoja sin hacer da;o a la otra persona o así mismo.
Exigencia que maltrata:
la exigencia eficaz es la que toma en cuenta el principio de realidad,
cómo somos, las herramientas con las que disponemos, nos señala las que
nos faltan para ir en su búsqueda, toma en cuenta la situación
específica presente.
Mas cuando no tenemos todo esto en cuenta, la
exigencia no nos toma en cuenta a nosotros como personas
(funciona cual mandato interno), pasando a ser una exigencia que nos
maltrata, que nos genera insatisfacción y buena dosis de auto-reproche:
siempre falta algo, siempre puede ser mejor.
En frecuentes
ocasiones es tan alta esta exigencia que paraliza a la persona, pues da
por hecho con anticipación su propio fracaso; entonces, ¿para qué
intentarlo?
Otras veces nos torna rígidos, duros, y nos impide ver nuevas posibilidades.
Escuchar nuestras emociones, darnos tiempo a
nosotros mismos para reconocer qué nos está pasando y qué estamos
sintiendo, nos suma y actuamos en concordancia para sostener o aumentar
nuestra calidad de vida.
Si queremos aumentar las "agradables",
recordemos que hay muchas maneras de segregar los neurotransmisores (
endorfinas, serotonina, dopamina) que activan estas emociones, llamadas
usualmente positivas, y alimentan nuestra actitud: actividad física,
relajación, bailar, ...
Aprender a gestionar nuestras emociones es una herramienta poderosa para fortalecer nuestra inteligencia emocional, tener mayor rango de respuestas eficaces frente a conflictos de la vida y aumenta la claridad mental para generar nuestros proyectos y concretarlos.
El Dr. Paul Ekman de la Universidad de California en San Francisco, psicólogo pionero en el estudio de las emociones y sus expresiones faciales lleva 40 años de investigaciones sobre este tema, ofreciéndonos importante información sobre la comunicación no verbal, la universalidad de las mismas y la posibilidad de evolucionar/ crecer con el conocimiento de las emociones.
Distingue tres capacidades que podemos desarrollar y cuya utilidad nos beneficia en toda nuestra vida. Estas son:
- Capacidad de no quedar enganchado en una emoción negativa.
Detectada la emoción que sentimos, podemos elegir si reaccionar o no ante la misma. No podemos impedir el nacimiento de la emoción, pues es automático, mas hay un espacio entre el sentir y la acción y es ahí donde elegimos qué hacer o no hacer al respecto sobre la emoción que sentimos.
Por ejemplo, frente a un maltrato, puedo decidir "no voy a contestarte con otro maltrato y no voy a actuar con la ira que siento". Tomo registro de la emoción sentida, no la anulo, mas no me dejo "tomar por entero por la misma", abriéndome a la aparición de otras emociones que me ayudan y sostienen. También es una manera de romper circuitos de violencia.
- Capacidad de elegir cómo es mi comportamiento cuando estoy con una emoción.
Pongamos como ejemplo el enojo que es una de las emociones primarias que más conflictos nos acarrean en la convivencia con el mundo y en las relaciones.
Generalmente respondemos con enojo hacia la persona que nos lo ha generado, convirtiéndose en una batalla contra el otro, perdiendo de vista el "hecho que nos ha enojado" e intentar llegar a un acuerdo para que no se repita. Logramos con esta capacidad que el enojo no sea destructivo sino que se convierta en eficaz.
- Capacidad de aprender a ser más sensibles con las emociones de los demás. La empatía, la simpatía, la compasión, ... se van puliendo y desarrollamos incluso neurológicamente capacidades con las cuales ya nuestro cerebro viene preparado: conectar con el Otro.
Desarrollar estas tres capacidades nos proporcionan más herramientas dirigidas a sumar calidad de vida, para con nosotros mismos y con los demás. ¡Es nuestra elección hacerlo o no!