24 de junio de 2013

Sobre el Resentimiento

Resentimiento
¡Menuda emoción! La persona resentida la pasa mal pues aún pasando el tiempo, revive una y otra vez la situación que le enojó, sintiendo nuevamente tal carga como si estuviese pasando otra vez: re-sentir.

No hace falta encontrarse frente a frente con la persona con la que aconteció el suceso, pues su memoria se encarga de traérsela de manera muy fresca. Y en tal caso que si la viese, basta con que vuelva a pasar algo que le moleste para volver a traer a colación el pasado.

Ustedes pensarán que también el que está rodeado de un "resentido" no lo tiene fácil, pues no es agradable que te "lean la cartilla" de los acontecimientos pasados ... ¡y tienen razón! Mas intento colaborar con aquellos que padecen esta emoción, para que puedan librarse de este peso; de paso salen ganando las personas que lo/a rodean.

El resentimiento es un enojo antiguo que no ha sido resuelto y ha quedado enfriado y crónico. Lo que es visible es el enojo, lo que siente la persona es enojo, mas lo que ha quedado tapado por el mismo es el dolor sentido en ese momento. Más abajo del enojo, ¿qué sentí? ¿abandono? ¿no tomado en cuenta? ¿no querido/a?

Si la persona con resentimiento puede tomar contacto con este dolor y darse cuenta qué parte de su ser fué herida, dará un paso importante en la resolución. A veces son expectativas sobre el otro no cumplidas, anhelamos o necesitamos más de lo que nos pueden dar, y depositamos en la otra persona la función de que llene nuestros propios vacíos. Muchos nos dan lo que pueden ... otros no nos dan ... y tendremos que buscar en otra parte. Esta es la fortuna de tener variedad de soportes, gente querida en diferentes áreas, para no depositar en una sola tal expectativa.

Por otra parte, para disolver el resentimiento, la persona que lo padece ha de aprender a enojarse de manera resolutiva; esto quiere decir que no sabe cómo manejar adecuadamente su enojo (o se lo traga, o lo comunica inadecuadamente o explota), con lo cual no queda resuelta la situación causante del enojo y queda establecida una confrontación con la otra persona (muchas veces el otro ni lo sabe).

¿Cómo lograrlo?
- Comunicar al otro que estoy enojado.
- Descargar la adrenalina/ la potencia que se siente enojado, sin hacer daño al otro ni a uno mismo.
- Ahí estará en condiciones que conversar sobre lo que le ha enojado y fundamental: instrumentar algo nuevo para que esa situación no vuelva a pasar.
- Evitar el castigo al otro por lo que me ha causado.

Esta es la manera de no guardar viejos enojos y que sean el campo fértil para el resentimiento.
Estaremos en mejores condiciones de habitar nuestro presente, sin ser atrapados por escenas del pasado.
¡Vale la pena el intento, poco a poco, para aligerar la mochila!

16 de junio de 2013

¿Dificultad para el Bienestar? ¡Qué curioso!

actitud, crecimiento personal
Muchos se habrán extrañado al leer el título, y posiblemente hayan aparecido respuestas inmediatas a esta pregunta (no necesariamente a viva voz) dirigidas a la negación de esta dificultad y a la apertura y gran disposición que todos tenemos a estar en bienestar.

¡Cierto! Todos queremos vivir con esta sensación, mas no estoy hablando del deseo, de las ganas, sino de lo poco preparados que estamos para vivir "en bienestar". Suena raro ¿verdad? Pues vaya a Usted a saber por qué, los seres humanos transitamos más fácilmente los estados de malestar, incomodidad y queja que aquellos de bienestar y contentura (permítanme la palabra). No me refiero a instantes, sino a vivir en un estado. Sí disfrutamos de instantes de alegría, de bienestar, nos abrimos a ellos y los disfrutamos; más sentimos que no son duraderos, sino instantes, momentos.

He sido y soy observadora de una situación muy curiosa que acontece cuando las personas que han transitado la superación del dolor, la incertidumbre del cambio y de lo nuevo, empiezan a sentirse bien, están conectadas con sus vidas de manera positiva, con nuevo sentido y objetivos posibles, entran en una zona gris, teñida del miedo. A esto yo lo he bautizado el síndrome de la felicidad.

"Esto no puede durar", "algo malo va a pasar, ¡seguro!", "mejor que me prepare, porque el golpe será peor", "tanto bienestar tiene un precio", ... éstas son algunos de los pensamientos que se cruzan transitando un estado de bienestar, con su aparejada emoción de miedo o angustia, porque damos por hecho que no será duradero. Y se le suma el ignorar por dónde vendrá el golpe. Además, podemos perdernos de vivir oportunidades nuevas que nos sumen bienestar, en el área de la vida que sea, por temor a que por "ahí venga la cosa".

Cuando digo felicidad y cuando hablo de un estado de bienestar,  no me refiero a un estado de nirvana permanente donde nada que nos disguste pase, donde todo esté tal cual yo quiero, donde la vida me sonría en todas sus facetas y la gente sea como a mí me gusta. Me refiero fundamentalmente a una actitud positiva ante la vida, donde conozco mis recursos, aprendí a pedir ayuda (no tengo que resolver todo yo solo/a), me habito con respeto hacia mí y hacia los otros, realizo mis elecciones y aprendo de ellas.

Tras tanto tiempo de observación y mucha lectura, he llegado a una humilde conclusión: no tenemos entrenada nuestra actitud positiva, indispensable - a mi criterio- para permanecer en el estado de bienestar. Nuestro cerebro está más acostumbrado a recorrer los mapas neurológicos grabados con experiencias negativas.
¿Cómo entrenar nuestro cerebro a crear nuevos mapas y fomentar la actitud positiva?

El psicólogo Shawn Achor realizó una investigación durante ocho años en Harvard sobre el entrenamiento del cerebro para ponerlo en positivo, corraborando que con ello se obtienen mejores resultados en cualquier área de la vida y se genera dopamina, que es la encargada de aumentar la sensación de felicidad e incrementar nuestras capacidades cognitivas.

Comparto con Ustedes los cuatro puntos encontrados para desarrollar el cerebro positivo:

1) Gratitud: escribir diariamente tres cosas por las que estamos agradecidos; hacer esto durante 21 días, añadiendo cada día tres cosas nuevas (no vale repetirlas). Nos entrenamos a percibir lo que "hay", y no lo que falta.

2) Ejercicio: la realización de ejercicio físico aumenta la dopamina.

3) Meditación: nos ayuda a focalizar nuestra mente en una cosa (y en el presente) y no en varias al mismo tiempo y parar los pensamientos de todos los colores que tenemos.

4) Acto aleatorio de bondad diario: decirle algo positivo a otra persona, escribir un pensamiento positivo en cualquier red social, ¡ayudar a cruzar la calle!

Espero que les sea útil y haber contribuido con un granito de arena a alcanzar y sostener una actitud positiva, para que no sea tan "curioso" el vivir en bienestar.

¡Buena semana!


1 de junio de 2013

Relaciones Tóxicas ...¿chantaje emocional?

actitud, crecimiento personal
Las relaciones interpersonales son imprescindibles en nuestra existencia, teniendo el Otro un papel esencial desde nuestro más temprano desarrollo. En este sendero de la vida no solamente hemos de ir afirmándonos a nosotros mismos, sino que vamos abriendo puertas a la creación de vínculos, los cuales pueden tener muchos matices y colores. Para dividirlos en dos grandes categorías podríamos hacer referencia a relaciones nutritivas y relaciones tóxicas.

El grado de toxicidad en un vínculo es muy variable, pudiendo estar presente en una dosis ínfima donde la integridad de la persona ni siquiera es rozada; así también puede alcanzar niveles sumamente elevados donde ya estaríamos ingresando al terreno del acoso moral, emocional, cuyas consecuencias pueden ser devastadoras.

Cuando la dosis tóxica es baja, nos encontramos generalmente frente a una problemática de poner límites. Miedo a que el otro se enoje, aparezcan conflictos ("mejor la dejo pasar ... total, no es tan importante"), cambien la imagen que tienen de mí, etc, pueden ser varias las razones para no poner un límite al otro y que todo "permanezca en calma".

Este tema es muy importante, mas ahora me voy a centrar en las relaciones altamente tóxicas pues en ellas la persona va perdiendo, renunciando, cediendo y hasta anestesiando su libertad de elección. Son vínculos donde la manipulación es la moneda corriente, y el que ocupa el "rol de víctima" es el que tiene la posibilidad de desarticular esta alianza establecida en la relación, ya que la otra parte del vínvulo se siente y se cree poseedor/a de la verdad absoluta, del poder.

El que hable de la posibilidad de la víctima de romper este vínculo tóxico, no implica que sea fácil; muy al contrario, se le hace sumamente árdua la tarea, necesita buenos soportes internos y externos, para ir desentramando este tejido que alberga amenazas implícitas que buscan que se acate o se complazca al otro, sin importar los propios deseos, necesidades o bienestar.

Esta persona ha ido perdiendo el contacto con su integridad, con sus deseos y necesidades, paulatinamente. Es una relación que se construye en el tiempo ... ¡no es de un día para otro! El otro se convierte en una especie de chantajista emocional que conoce los puntos vulnerables, utilizando el miedo, la obligación o la culpa como instrumentos. Por medio de palabras sutiles, de alusiones, de insinuaciones o incluso de gestos, es posible desestabilizar a alguien, infringir este maltrato psicológico.

La persona "manipulada" va quedando atrapada en una especie de niebla que le impide registrar tal manipulación, e incluso tiende a comprender, justificar y tolerar. Y es que este tipo de relación acontece con personas cercanas cuyo amor, cariño, se desea preservar y hasta reforzar (pareja, familia, amigos). Si no cede a la necesidad o pedido del otro, puede sentirse "mala persona", poco comprensivo/a o egoísta. 

Por supuesto que también se dan en el ámbito laboral, pero la niebla no es tan densa; es más fácil la detección de este maltrato, aunque el precio que se paga sigue siendo alto (incluso se compromete la salud física).

Hay claves para salir de una relación tóxica, no necesariamente rompiendo la relación pues algunas poseen la alternativa de transformarse, tornarse nutritiva, siempre y cuando en el proceso ambas partes acuerden a realizar el camino juntos. Estos tips los daré en la próxima, para no robarles más tiempo hoy, mas tengan en cuenta que "la habilidad de desistir de respuestas obsoletas, de relaciones exhaustas y de actividades que exceden el propio potencial es una parte esencial de la sabiduría de vivir" (Perls).

Somos responsables de nosotros mismos: habilidad de responder, habilidad de elegir.

Poseemos el derecho a decir un No, con respeto al otro.

Poseemos el derecho a decir un Si, con respeto hacia mí mismo/a.

(¿Te interesan las claves para la desintoxicación? Espero tus comentarios para saber si es útil). 

¡¡Usa tu detector emocional!!

¡Poderosa herramienta nuestra! ⭐️ El detector emocional que hemos creado a partir de nuestras experiencias nos brinda la valiosa capacida...