28 de septiembre de 2013

Ganancia de la Autoestima: ¡Convivimos mejor!

autoestima
Los dos post anteriores han sido dedicados a la autoestima, uno haciendo referencia a qué no hacer para lograr aumentar la autoestima y el otro con los puntos a desarrollar si necesitamos fortalecerla.
Me parece importante destacar cuál es la gran ganancia, a mi entender por supuesto, que obtenemos cuando nos sentimos bien parados en el mundo debido a una sensación de coherencia interna (pienso, siento y hago alineados) y cuando me hago responsable de mis elecciones, acertadas o no: me habilito en mi existencia y desde ahí me conecto con el mundo, con los Otros, concediéndoles el mismo respeto y valoración.

Ya no es necesario "mirarse el ombligo" (como dice un compañero), ni andar por ahí demostrando vaya a Usted a saber qué, ni aferrarse al Ego. Cada uno interprete el "ego" desde su propia postura, espiritual y/o psicológica; desde el lenguaje más sencillo me refiero a un sentir del valor de mi existencia, inseparable del valor de la existencia de los demás, honrando la Vida: ser una ola más en el gran océano y al mismo tiempo ser océano.

Desaparece la lucha de poder, sin necesidad de subestimar a nadie para así elevarse como más inteligente, más exitoso, más guapo/a, más necesitado/a , más ... y más ... y más! Eludimos el doloroso lugar del sometimiento o desvalorización, del maltrato, de la descalificación, del sentirnos menos capaz, menos inteligente, menos ... y menos ... y menos!

Nuestra ganancia personal se torna ganancia para el afuera, favoreciendo nuestra co-existencia. ¿Beneficios? (Indicadores de Autoestima positiva encontrados en un estudio realizado por el Gobierno de Canarias):

- La persona es abierta y flexible en relación a los demás.
- Tiene una actitud de valoración hacia los demás y los acepta como son.
- Es posible disentir sin agredir.
- Toma iniciativa en el contacto social.
- Su comunicación es clara y directa. (¡y no se refiere al "sincericidio"!)
- Empatía; se conecta con las necesidades de los demás.

Acude a mi memoria un término elaborado por una gran amiga y colega, Graciela Piperno, en su Terapia Escénica: TPU, Todos Para Uno, y podemos también darle vuelta: Uno Para Todos. ¿Qué tal les suena?

8 de septiembre de 2013

El Miedo y su valor

el miedo
El miedo es una de las emociones que tiene más "mala prensa", por así decirlo, ya que es una emoción que nos conecta con sensaciones desagradables y tiende en primera instancia a pararnos; luego viene la huida. Va siempre acompañada de reacciones físicas que nos hacen dar cuenta de su presencia, variando la intensidad de las mismas según el monto de miedo que aparezca (palmitaciones, molestias estomacales, sudoración, etc).

Cuando digo mala prensa me refiero no solamente a que nos encantaría poder deshacernos del miedo del abanico de nuestro sentir, sino a que se le atribuye a esta emoción el ser el gran obstáculo para nuestro crecimiento personal. Escuchamos frases como "vence al miedo, ábrete al amor", "libérate del miedo e inicia tu cambio", "lo que tienes es miedo; desházte del él" ... ¿les suenan conocidas?

Lo que deseo en este ahora es rescatar el valor del miedo, para poder restarle de entrada el añadido que suele aparecer, y ése sí que nos trae problemas que se van agravando con el paso del tiempo y es el de tenerle miedo al miedo: esto es tóxico. Si nos centramos en la emoción específica y atendemos a la función que tiene en nuestras vidas, podremos ya empezar a hacer algo y dar un paso hacia su resolución.

El miedo es una emoción básica, esto quiere decir que todos la tenemos desde que nacemos, y su función es de supervivencia. Nos avisa de que estamos frente a una situación ante la cual nos tenemos que proteger, cuidar, ya que carecemos de las herramientas necesarias para encarar esa situación. Aparece en el contacto de la persona y su medio. Por lo tanto, nos ayuda a retirarnos de algo o alguien ante el/lo cual no estamos preparados para enfrentar, y nos convoca a que nos demos tiempo para buscar los recursos dentro y/o afuera nuestro que precisamos.

No nos paraliza en sí misma, nos guía hacia la retirada en ese momento, para que nos ocupemos en buscar lo que nos falta. El problema reside, a mi entender, en que solemos quedarnos en la parálisis, apelamos a respuestas inadecuadas para "vencer el miedo", y ni qué decir cuando caemos en el autoreproche por sentirlo. Vamos desarrollando negativamente esta emoción básica transformándola en pánico, vergüenza, desánimo. Y se sufre ... y mucho.

Mi sugerencia es que cuando registremos que tenemos miedo y evaluemos que deseamos generar un cambio (en situaciones de riesgo de vida, no hay nada que evaluar pues el miedo puede salvarnos):

- Nos retiremos de la situación / persona que lo genera (a veces data de tanto tiempo un miedo, que el detonante ya no es externo sino interno, los pensamientos por ejemplo, mas en algún momento fué instalado con algo de afuera).

- Respiremos profundo para ir aquietando las respuestas fisiólogicas.

- Nos preguntemos ¿a qué le tengo miedo? busquemos el "apellido" presente de ese miedo; usualmente nos quedamos con "tengo miedo" pero no terminamos la frase con "a qué". Ahí tendré la orientación para el siguiente paso.

- ¿Qué estoy necesitando? recordemos que nos avisa la necesidad de herramientas que en ese preciso momento no tenemos. Pueden ser internas (mayor valoración, trabajar la dependencia emocional, etc) o externas (un amigo, un profesional que me ofrezca información específica, etc).

- Salimos a buscar y/o desarrollar estos recursos.

Ojalá les sea útil para no dejar que esta emoción básica se convierta en una emoción tóxica. Además, atendiendo cada miedo, evitaremos ir juntándolos y caer en generalizaciones que terminan desconectándonos poco a poco de lo que puede sumarnos vida.

¡¡Usa tu detector emocional!!

¡Poderosa herramienta nuestra! ⭐️ El detector emocional que hemos creado a partir de nuestras experiencias nos brinda la valiosa capacida...