6 de abril de 2014

Puliendo el Analfabetismo Emocional

Emociones, Analfabetismo emocional, vinculos toxicos, sensibilizacion, El Tornillo Flojo
Una vez planteado el analfabetismo emocional que se refiere a la dificultad en nombrar emociones sentidas, confundir una emoción por otra, creer que se carece de ciertas emociones a causa de mandatos, creencias, la mayoría de las veces y vemos cómo incide en el pequeño rango de sentir de una persona y el calidad de vínculos que genera, la propuesta de hoy es dar un pasito màs para "pulir" este analfabetismo o mejor dicho, incrementar nuestra semántica emocional.


El hacerme responsable de mis emociones, tomar contacto con ellas, abrirme a la vivencia de es lo que es, me lleva a ser más íntegro y presente.
Siendo el que soy, dando cabida a mi sentir, sin intentar evadirlo, ni forzándome a sentir lo que debería, me torna más auténtico conmigo mismo/a y a partir de ahí con el Otro.

Cada emoción va a impregnar el vínculo que se establezca en ese momento; reconocer la funcionalidad de las emociones enriquecerá la calidad del vínculo establecido.
Esta calidad puede verse mermada e incluso ir en desmedro de la relación con un Otro, sino nos apropiamos de lo que sentimos y de nuestras necesidades emergentes.
Podemos depositar en el otro lo que hemos de atender para y por nosotros mismos. La dependencia emocional, la confluencia, la proyección, son ejemplos de un déficit en responsabilizarnos de nuestro sentir.

Ubicamos en el afuera, en el otro, aquello que evitamos darnos cuenta y atender en nosotros mismos. Depositamos en el otro la satisfacción de nuestra necesidad sin darnos cuenta que vamos creando un entramado para vínculos tóxicos. Por supuesto que necesitamos de soportes externos, amén de la necesidad del contacto con nuestro entorno permanente o esporádico, según la necesidad, mas a lo que hago referencia es a la búsqueda en el afuera como evitación a permanecer con mi sentir (miedo, tristeza, soledad…).

La sensibilización corporal, como previamente lo he señalado, es una de las vías regias para nutrir nuestra semántica emocional. Veamos un ejemplo de trabajo con las sensaciones corporales:
  
José posee dificultad en nombrar distintas emociones. Plantea una problemática en su matrimonio debido a lo poco expresivo que es y dice ser “acusado” por su familia de autoritario y que sólo habla para señalar lo negativo. Cuando le pido que nombre emociones, sólo nombra el enojo y la melancolía; en cambio sí puede describir diversas sensaciones corporales como presión en el pecho, decaimiento físico, cosquilleo general, molestias estomacales, ... José habla de una preocupación con el mismo tono de voz que habla sobre un momento satisfactorio.

Le pido que cierre los ojos y extienda sus manos hacia adelante; yo extiendo también las mías y las ubico debajo de sus palmas. Le indico que con sus manos me exprese diferentes sentimientos, los cuales le voy a ir nombrando de a uno. Le pido que me muestre el enojo (aprieta las mías con movimientos breves y presionándome con sus dedos); tranquilidad (deja caer sus manos sobre las mías con gran peso, quietas, les da vuelta a sus manos depositando sus palmas sobre mis manos con peso – esto lo hace varias veces-); ternura (sus manos toman forma de garra y empieza a rasgarme con sus uñas, cual rastrillo): melancolía (ejecuta los mismos movimientos realizados en la tranquilidad); alegría (agita sus dedos sobre mis manos, con movimientos rápidos y sucesivos, de arriba a abajo).

Hacemos cambio, pidiéndole a José que ahora ubique sus manos abajo de las mías para yo repetir lo más fielmente posible cada movimiento por él realizado. De esta forma, José puede entrar en contacto con su manera de expresar estos sentimientos, llamándole la atención su registro de la ternura, la similitud entre la tranquilidad y la melancolía, de lo cual él no se daba cuenta.
Vamos afinando paulatinamente su registro corporal emocional, “despertando” emociones a su conciencia, para después poder acceder a la expresividad de las mismas. Que pueda mostrar y expresar alegría si es lo que siente, por ejemplo.

 La indagación de las emociones a través de las sensaciones corporales nos permite acceder a la semántica emocional, cómo vivencia la persona las emociones corporalmente, permitiéndonos no solamente un paulatino despertar emocional sino a descubrir qué nombra cuando nombra una emoción.

En el ejemplo de José, vemos cómo es su registro de la ternura y cómo tiene unida la tranquilidad con la melancolía. No es nuestro objetivo presente mostrar el trabajo específico para ayudarlo a discriminar y nutrir su semántica emocional, sino el reiterar la importancia de las sensaciones corporales en el tema que nos ocupa. Si él posee dificultad en nombrarse a sí mismo sus emociones, es esperable que las tenga a la hora de expresarlas en sus vínculos, no solamente con palabras sino con sus gestos, expresiones faciales, con todo su ser.

¿Se animan a realizar este ejercicio con las manos de sensibilización? Será de indagación mutua con su compañero/a, revisando y nutriendo su semántica emocional. ¿Qué descubren en el mismo? Agradezco sus comentarios para enriquecimiento de todos. ¡Gracias! 

12 comentarios:

  1. Hola Aida. Este ejercicio me ha sido muy útil para ir descubriendo sensaciones que no detectaba antes, y me encanta la manera en que amplío mi sentir. Este ejercicio se lo diste en síntesis como respuesta a un comentario en otro post, ¡y me ha sido de gran ayuda!
    Gracias Aida y agradezco a los que comparten; yo me vì beneficiada.
    Saludos.
    P.

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    1. Gracias P por tus palabras, y por mostrar cuán útiles son sus comentarios y aportes para otros lectores. ¡Gracias!
      Me alegro muchìsimo que estès vivenciando las bonanzas de ampliar tus emociones, de alfabetizar màs y màs èsta àrea. ¡Bravo!
      Un abrazo

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  2. Excelente propuesta Aida!

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  3. Hola Aida. ¡Tremenda sorpresa me he llevado con las manos! Cuando mi compañero me ha repetido mis movimientos ... no era lo que yo deseaba expresar ... ¡así me pasa en la vida! Me lo llevo como tarea diaria.
    Gracias una vez más.
    F.

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    1. Hola F.
      ¡Mira que bueno lo que te has dado cuenta! A veces creemos ser super claros en lo que expresamos, y ... no.
      Gracias por compartir tu experiencia.
      Saludos,
      Aida

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  4. Muy lindo y claro, como todo lo que explicas. Voy a intentar practicarlo. Gracias. Besos. Andrea

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    1. Gracias Andrea por tus palabras; me alientas.
      ¡Dale, a practicar!
      Saludos,
      Aida

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  5. Gracias por esta parte II en un tema tan importante.
    Me viene cual anillo al dedo!
    Besos. Miriam

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    1. Eso quise Miriam con esta vueltita de tuerca a favor de enriquecer nuestra semántica emocional.
      Me alegro de que te sea útil.
      Un cálido saludo,
      Aida

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  6. Gracias Aida por este interesante ejercicio...Lo pondré en práctica. Besoss

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    1. ¡De nada Marta! además, es super fácil y rápido, ¿qué opinas?
      La propuesta es que sea un momento de encuentro y aventura entre las dos personas que lo hagan.
      Gracias por tu comentario.
      Abrazo!

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